En nuestro laboratorio analizamos, a escala microscópica y molecular, muestras de sedimento procedentes de yacimientos arqueológicos. Por un lado, nuestro énfasis en el estudio microscópico responde al objetivo de obtener información contextualizada; es decir, inserta en su marco espacio-temporal, y a que dicho marco espacio-temporal alcance un grado de precisión microestratigráfico. La técnica en la que nos basamos es la micromorfología de suelos.
Por otra parte, nuestra investigación molecular se centra en la búsqueda de biomarcadores de plantas y animales asociados a contextos arqueológicos por medio de análisis lipídicos. Nuestra motivación se sustenta en que, a pesar de que una parte importante de los restos de la actividad humana es de naturaleza orgánica (comida, vestimenta, la vegetación circundante, etc.), el registro orgánico arqueológico suele ser ignorado a causa de su bajo potencial de conservación. No obstante, los procesos de biodegradación dejan residuos identificables a escalas microscópicas y moleculares, y de todos ellos, los compuestos lipídicos tienen un mayor potencial de conservación debido a su hidrofobicidad.
En definitiva, nuestra estrategia se basa en el análisis microscópico y molecular de sedimento contextualizado a escala microestratigráfica, con el fin de obtener una visión del pasado humano ordenada, acotada en el tiempo, y que incluya el registro orgánico.